sábado, 5 de septiembre de 2009

FERRER I GUARDIA: ESPIRITU ESPAÑOL Y ALELLENSE



"Yo declaro que mis enseñanzas, mis gestiones, todos mis actos desde 1900 han sido guiados por el único ideal de elevar el espíritu español, difundiendo la cultura y ensalzando la enseñanza."
Estas fueron las últimas palabras públicas vertidas por Francesc Ferrer i Guardia. Las dijo, como su postrer alegato, al finalizar el Consejo de Guerra que le condenó el día 9 de octubre de 1909, y así las publicó La Vanguardia en su edición del domingo 10 de octubre. La condena fue a muerte y se ejecutó la pena el miércoles 13. Nadie levantó la voz frente a esa sentencia. Ni de izquierdas ni de derechas. España admitió lo que allende nuestras fronteras provocó rechazo, manifestaciones, atentados...
Se cumplió, el pasado 10 de enero de este año, el 150 aniversario de su nacimiento en Alella, y también se cumplirá, el próximo 13 de octubre, el centenario de su fusilamiento en Montjuic.
La figura de Ferrer i Guardia es controvertida. Lo ha sido siempre. En su faceta política, Ferrer empezó siendo republicano, afiliado al Partido Republicano Progresista del soriano Ruiz Zorrilla. Del que hacía de enlace con los republicanos españoles cuando Ruiz se encontraba huído en Paris tras un intento de golpe de estado. Cuando Ferrer también tuvo que huir a Francia, tras su participación en otro intento de golpe de estado originado en la guarnición militar de Santa Coloma de Farners, se convirtió en secretario de Ruiz Zorrilla y empezó a dar clases de español primero y de casi todo después. A la par que su ideología política abandonaba el republicanismo para derivar hacia el anarquismo, dejaba a su mujer, y madre de 3 hijas, no sin que antes su esposa, cornuda inconsentida, intentara matarlo en plena calle parisina, para lanzarse a una vida bohemia que le llevaria a conocer a grandes intelectuales parisinos y a importantes damas que le legaban sus riquezas y patrimonio. Dejando incluso algún retoño, como el que menciona en su testamento como "el niño llamado Leopold Bonnard conocido como Riego". Su nueva compañera francesa le inicia en el librepensamiento. También abrazó a la masonería de la que se hizo miembro a través de la logia Le Grant Orient de France. Fundó una Escuela Laica que le dió prestigio y dinero, hasta que una anciana señora parisina le dejó al morir una importante herencia con la que volvió a Barcelona y, ya en 1901, fundó la Escuela Moderna. Con el capital que tenía financió distintos periódicos y boletines revolucionarios, golpistas y anarquistas. También financió a Solidaridad Obrera, germen de la posterior CNT, y a burqueses anticatalanes y radicales como Alejandro Lerroux. Invertía en bolsa de forma especulativa a la par que financiaba acciones armadas o terroristas como el atentado en Paris contra Alfonso XIII en 1905. El 31 de mayo de 1906 se producía en Madrid un nuevo intento de regicidio. En esta ocasión, aprovechando la boda de los reyes, el bibliotecario de la Escuela Moderna de Ferrer y Guardia, el también anarquista Mateo Morral, lanzaba una bomba contra la carroza real que no conseguía matar a los reyes pero si acababa con la vida de 30 madrileños. Cuando a los pocos días Morral era detenido, consiguió matar al agente de policía que le custodiaba para después suicidarse. Estos hechos motivaron la clausura, un año después, de la Escuela Moderna y la detención de Ferrer por su probable participación en los hechos. Finalmente fue puesto en libertad por falta de pruebas. Tras dos años fuera de España en los que se dedicó también a financiar a distintos grupos partidarios de la lucha armada, volvió en junio de 1909 para liderar una huelga general revolucionaria que acabara con la monarquía y el sistema político entonces vigente. Unos días después se produjo en Barcelona los desórdenes de la Semana Trágica en los que provocaron 78 muertos y 112 edificios quemados, 80 de ellos religiosos, tras la convocatoria por Solidaridad Obrera de una huelga general. El gobierno acuerda la declaración del Estado de Guerra en Barcelona. Tras una brutal represión, Ferrer es detenido acusado de participar en los hechos, juzgado por un tribunal militar y finalmente condenado y ejecutado. Hasta aquí la vertiente política de un Ferrer libertino, republicano, anticlerical, anarquista y revolucionario.
Pero lo que realmente hace importante a Francesc Ferrer i Guardia es la vertiente pedagógica. La Escuela Moderna supuso una ruptura contra el dogmatismo inculcado en aquél tiempo por la enseñanza religiosa, y la falta de medios de que adolecía la educación del Estado. E introdujo postulados tan innovadores como la coeducación de clases y sexos, la laicidad, el racionalismo, la praxis experimental que llevaba de excursiones a los niños al campo, el respeto a la personalidad del alumno, la ausencia de premios y castigos, el reconocimiento de la igualdad de género, la educación sexual, la higiene escolar, y el combate a cuantas creencias pudieran contribuir a perpetuar en los escolares la alienación o el oscurantismo. Cierto es que aprovechaba Ferrer sus principios pedagógicos para marcar una impronta anarquista y revolucionaria a sus enseñanzas.
En su testamento, Ferrer i Guardia dejó dicho:
"En la ciudad de Barcelona, a trece de octubre de mil novecientos nueve, y siendo la una menos treinta minutos. Yo FRANCISCO FERRER Y GUARDIA, de cincuenta años de edad, casado, profesor de lenguas, natural de Alella, provincia de Barcelona, residente actualmente en esta ciudad, no pudiendo exhibir la cédula personal por no tenerla a mi disposición; hijo legítimo y natural de los consortes, difuntos Don Jaime Ferrer y Doña María de los Angeles Guardia; encontrándome con claridad de potencias de los sentidos y de la palabra, queriendo disponer de mis bienes para después de mi muerte, hago y ordeno éste mi Testamento, en los términos siguientes:
Protesto ante todo, con toda la energía posible, de la situación por mi inesperada del castigo que se me ha impuesto, declarando que estoy convencidísimo de que antes de muy poco tiempo será públicamente reconocida mi inocencia.
Deseo que en ninguna ocasión ni próxima ni lejana, ni por uno ni otro motivo, se hagan manifestaciones de carácter religioso o político ante los restos mios, porque considero que el tiempo que se emplea ocupándose de los muertos sería mejor destinarlo a mejorar la condición en que viven los vivos, teniendo gran necesidad de ello casi todos los hombres.
En cuanto a mis restos, deploro que no exista horno crematorio en esta ciudad, como los hay en Milán, París y tantas otras, pues habría pedido que en él fueran incinerados, haciendo votos para que en tiempo no lejano desaparezcan los cementerios todos en bien de la higiene, siendo reemplazados por hornos crematorios o por otro sistema que permita mejor aún la rápida destrucción de los cadáveres.
Deseo también que mis amigos hablen poco o nada de mi, porque se crean ídolos cuando se ensalza a los hombres, lo que es un gran mal para el porvenir humano. Solamente los hechos, sean de quien sean, se han de estudiar, ensalzar o vituperar, alabándolos para que se imiten cuando parecen redundar al bien común, o criticándolos para que no se repitan si se consideran nocivos al bienestar general."


El resto del documento contiene las disposiciones patrimoniales.
A la luz de lo dicho por el propio Ferrer no sabemos si le satisfacería lo que el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Alella pretende realizar a instancias de COR-Amor por Alella declarándole Hijo Predilecto de Alella, con monumento, fecha y ofrenda anual incluída y sin discernir la faceta pedagogíca de la político insurreccional, pero lo que si queda claro es que Ferrer fue hijo de Alella y que sus principios pedagógicos han trascendido en el tiempo y en las fronteras sentando las bases de los actuales modelos educativos. Lo que no es asumible, ni defendible son los comportamientos políticos reiterados y constantes de Ferrer en contra de la voluntad de las mayorías y pretendiendo revertir las sociedades desde minorías que practican la violencia y el terrorismo.

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