Mas sigue navegando entre humo. Ahora
pretende convertirse en una especie de Duce o Caudillo de otra especie de
Partido Único con el que concurrir a unas nuevas elecciones. En lugar de
gobernar le entretiene elucubrar. Pero claro, siempre con la finalidad de
distraer al respetable de los auténticos problemas que nos atañen. Ha decidido
liderar a 1 de cada 3 catalanes en ese viaje imposible. Por otro lado, el
Gobierno central evita un diálogo que quizás, de producirse, llegaría tarde
pero que sigo considerando necesario. Los catalanes merecemos un mejor trato.
Guste o no. Los ciudadanos asistimos, estupefactos, a la representación que de
la política hacen aquellos que nos representan, mal que bien, por voluntad
popular. Ningún partido político tiene la exclusiva ni en honestidad ni en
corrupción.
En todos ellos han anidado individuos que se aprovechan
de su condición de electo para trincar o aprovecharse de lo que pueden. Unos
poniendo directamente peaje a cambio de contratos públicos, otros montando
estupendas fiestas de cumpleaños y viajes, algunos pasando la tarjeta de
crédito de todos para sus relajos personales y musculares, y casi todos
poniendo a buen recaudo lo trincado o beneficiado en paraísos fiscales para
eludir el pago de impuestos. Con éste panorama no es de extrañar que el
discurso facilón de los troskistas de Podemos hayan embaucado a muchos ingenuos
ciudadanos con su nueva dialéctica de la lucha contra la “casta”, hábil “mutatio”
de la desgastada “lucha de clases”. Parece evidente que el sentido común nos hace
ver a todos que así no podemos seguir. Que se regenera de verdad la política y
se pasa la escoba o esto se nos va al garete, con o sin marxistas radicales.
El PP reacciona con medidas que obligan a los
partidos políticos a ser transparentes y rendir cuentas, y se perseguirá la
financiación ilegal. El PSOE se ha opuesto. Y yo pienso que se queda corta. Antes
se decía…”el que roba…robado, y el que mata….matado”. Pues ahora debemos exigir
que el político que “roba”, en su acepción más amplia, reintegre hasta el
último euro a las arcas públicas.
Y que las medidas privativas de libertad les
afecten con especial gravedad alejándolos de una sociedad de la que se han aprovechado.
En Alella, el último pleno municipal aprobó por primera vez por unanimidad unos
presupuestos que son fruto de la contención y del sentido común, aumentado
algunas partidas de carácter social.
(Artículo El Full diciembre 2014)
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