Decía en mi última entrada que el PPC debería realizar una profunda reflexión y parece ser que ya estamos instalados en ella. Efectivamente, los próximos 5 y 6 de julio se celebrará el Congreso del partido y ya hay tres personas que han anunciado públicamente su voluntad de presentarse como candidatos a presidir el partido en Catalunya: el actual Presidente Daniel Sirera, el Presidente del Grupo Municipal en el Ayuntamiento de Barcelona Alberto Fernández Díaz y una chica que fichó Piqué como Diputada en el Parlament de Catalunya y que se ha afiliado recientemente al partido, Montse Nebrera.
En nuestra comarca del Maresme, encabezados por el cesado Secretario General del partido en la comarca, Lluis Tejedor, se han producido movimientos en favor de Montse Nebrera, hasta el punto de que en su presentación oficial como aspirante a candidata sólo la acompañaron dos dirigentes del partido, Lluis Tejedor, que sigue siendo Presidente de la Junta Local del Masnou, y el regidor de Premiá de Mar, Patrick de la Cruz. Además de estos compañeros, otros afiliados hace tiempo que están intentado promocionar a Montse Nebrera a la cúspide del partido. Algunos de ellos amigos míos muy ubicados en los sectores más ultra-católicos del partido y próximos incluso al Opus Dei. Pese a ello, hay que reconocer que las pretensiones de este sector son legítimas y propias de cualquier partido demócratico. También es cierto que, para decidir los compromisarios de la comarca al próximo Congreso Nacional que se celebrará en Valencia, Lluis Tejedor, en su condición de Secretario General comarcal entonces, llamó a todos los dirigentes comarcales para proponer una lista cerrada y designada que desde Alella y Palafolls hemos creído había que cuestionar. No puede uno quejarse de las designaciones a dedo y hacer lo mismo, por ello Alella y Palafolls presentaron candidatos a compromisario y con ello se obligó a realizar elecciones democráticas tanto en el Maresme Sur como en el Maresme Nord que obligaron a Tejedor a utilizar toda la maquinaria comarcal del partido para conseguir que aquellos que proponía ser designados fueran finalmente votados. También legítimo y, además ahora, democrático.
En Alella, y para el Congreso de Catalunya, hubo que realizar elecciones que no gustaron al hasta ayer Secretario General comarcal. Era normal. Alella cuenta con dos compromisarios para ese congreso que, en principio, debían ser la Presidenta recientemente designada por la Junta Local ante la renuncia, por motivos profesionales, del Presidente electo Jaime Cuevas, y a propuesta mía y del Presidente saliente, y yo mismo. Pero otro miembro de la Junta decidió optar a compromisario y forzó que hubiera que hacer también esas elecciones. El resultado ha sido contundente: la Presidenta Gabriela González Cremona sólo consiguió 4 votos y no ha podido alcanzar la condición de compromisaria, siendo yo el candidato más votado y Javier Gómez el segundo. Tejedor mostró su disgusto ante la posibilidad de que la presidenta se quedara fueran al realizar elecciones pero la democracia consiste precisamente en eso, en que el pueblo hable y elija. También hay que entender que, por circunstancias que no vienen al caso ser contadas ahora, la presidenta provisional cuenta con su confianza y apoyo al ser de Masnou en lugar de Alella. En cualquier caso, Alella no ha querido alinearse con ese estilo monolítico de presionar a candidatos o dirigentes mediante las designaciones a dedo de algunos por algunos. Alella ha preferido ser, de verdad y no sólo mediante palabrería, abierta, plural y democrática, no dejándose ningunear por otros, extraños a Alella y con intereses distintos.
Dejando a Nebrera de lado, nos encontramos con dos candidatos con perfiles parecidos. Tanto Alberto Fernández Díaz como Daniel Sirera son hombres del partido que han crecido en él desde Nuevas Generaciones. Ambos tienen similitudes incluso familiares que no voy a contar aquí. Pero algo les diferencia de forma importante. Alberto Fernández Díaz siempre ha estado dónde debía estar, siempre ha defendido lo mismo. En cambio Dani Sirera ha tenido bandazos que ahora, a buen seguro, pueden pasarle factura. Si procediendo del vidalquadrismo tuvo un giro catalanista militante (siendo abanderado incluso del CAT en los coches), ahora lo vemos queriendo ser más españolista que Fernández Díaz. Pero cierto es que, probablemente, Sirera merezca la oportunidad de ser Presidente porque en los pocos meses que ejerce, interinamente, el cargo no ha tenido tiempo de demostrar nada. Este es el argumento de muchos.
Tenemos así que, en estos momentos de captura de avales para poder formalizar la candidatura a la presidencia, sólo Sirera y Fernández Díaz conseguirán, previsiblemente, los avales de compromisarios necesarios para formalizar esa candidatura, quedándose, también previsiblemente, Nebrera fuera de la competición, y con ella los que la han seguido. La lucha por los avales ha propiciado que se produzcan todo tipo de acusaciones más o menos veladas de presiones a los compromisarios. Yo, en lo que a mí respecta, he recibido llamadas de muchas personas, unos amigos y otros sólo conocidos, para solicitar mi aval en favor de uno u otro de estos dos potenciales aspirantes. El martes presenté ante el Comité Organizador del Congreso un escrito pidiendo neutralidad a los aspirantes para que ninguno de ellos utilize sus cargos en el partido o en las instituciones para presionar a ninguno de mis compañeros compromisarios. Es justo que cada uno optemos a avalar a aquél de los candidatos que nos merezca más confianza. Tampoco es justo que alguno de los aspirantes utilize al Presidente Nacional, Mariano Rajoy, o a hermanos de otro aspirante como apoyos a su candidatura. Que cada uno se valga de sí mismo, de sus capacidades, de sus dotes de liderazgo, de su proyecto de partido (que no de ideas como pidió el cesado Secretario comarcal a Sirera en la pasada Junta Comarcal, porque si lo que se cuestiona son las ideas o el programa del partido lo lógico es buscar otro partido con el que se encaje más), y de la confianza que su trayectoria, una rectilínea y otra, probablemente, algo mas ambigua, genere en quienes hemos de avalar.
Catalunya y Alella merecen un Partido Popular más cohesionado, fuerte, con las ideas claras, un partido que lidere en Catalunya un proyecto de gobierno que garantice la cohesión territorial también. Dejémonos de nacionalismos comarcales y aspiremos a hacer del Partido Popular algo grande y decisivo para el bienestar de los catalanes y de todos los españoles.
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