La situación dantesca a la que Zapatero está llevando a la Nación no permite eludir responsabilidades. Resulta ya intolerable que el desgobierno socialista actúe sólo cuando el colono llama por teléfono y ordena tomar medidas. Zapatero y su PSOE han convertido a España en un protectorado del Imperio yanqui. De no ser por los innumerables viajes que entre todos le pagamos, Zapatero no se hubiera enterado de que una crisis global pero con connotaciones distintas a las del resto de paises y naciones nos asola. Mientras en otros paises el paro se mantiene estable o incluso se reduce, en España cada día cientos, miles de familias dejan de percibir rentas por trabajos que pierden. Pese a las cifras engañosas y maquilladas que nos venden desde el Gobierno de los innumerables Vicepresidentes o Ministros, lo cierto es que 5 millones de españoles han perdido sus empleos. Lo cierto es que tenemos unas estructuras de gobiernos, central y autonómicos dónde gobiernan socialistas, desmesuradas y desproporcionadas para poder pagar estómagos agradecidos y tener colocados a los acólitos del régimen zapateril.
España ya no se puede permitir el lujo de tener a un incapaz al frente de su gobierno. Y nadie puede ya ponerse de perfil o mirar para otro lado mientras España quiebra y se desmorona. Aquellos que no den un paso al frente se convierten en cómplices o encubridores del mismo autor del desplome y la ruina de España. Y la pena, la responsabilidad, es la misma para el autor que para los encubridores. No caben tibiezas ni mediocridades. Ha llegado la hora de sacar pecho, siendo consecuente con la presunta vocación de servicio que debiera mover a cualquier político. La clase política debe dar ejemplo de congruencia, de honestidad, de responsabilidad sobre todo. De ese modo, aplicando unos mínimos principios a la acción política, se recuperará la confianza de los ciudadanos. No hay mejor remedio frente a la palpable desafección ciudadana que la de ser responsables y tener sentido de Estado, de servicio a la comunidad. Para ello ya no cabe hacerse el sueco, o el catalán, o el vasco, o el canario. No se puede uno quejar de Zapatero y ser cómplice de sus fechorías. O se está o no se está. Convergencia i Unió deben apoyar una moción de censura conjunta con el Partido Popular y otras formaciones políticas como el PNV. Los tibios que sigan amparando el delito de arruinar a España y a los españoles. El delito de suprimir ayudas sociales. El delito de rebajar el sueldo de algunos. El delito de subir impuestos. Porque en una situación de emergencia, el hacer o no hacer según qué acciones podrá no estar tipificado como delito en el Código Penal pero social y moralmente es delito, en la acepción más académica del término.
No se trata de dar el gobierno al Partido Popular. Eso lo decidirán los ciudadanos que no estén afectados por la marihuana socialista que nubla mentes y turba voluntades. Sí se trata de acabar con el peor y más impresentable gobierno que ha tenido España en democracia. Que se forme un gobierno de concentración nacional si con eso se contentan los nacionalistas, pero que se eche a Zapatero y su PSOE del manejo de los presupuestos del Estado. Que sirva ello también para reequilibrar al propio PSOE regenerando a sus dirigentes. Que acabe el estalinismo socialista y se recupere la democracia interna en las filas de la izquierda nacional. Pero sobre todo...que todos aquellos que pretenden ganarse el respeto y la confianza de los ciudadanos ejerciten la responsabilidad de su acción política con visión de Estado, de conjunto. Que se olviden de sectarismos mezquinos. La situación exige esa responsabilidad y el Partido Popular está dispuestos a asumirla...¿Lo están los demás? El momento no puede serles a ellos más oportuno tampoco. A la vuelta de verano en Catalunya también tendremos la posibilidad de provocar un cambio que urge y se hace necesario para todos los catalanes. Y si el PP liderará el cambio en el Estado, en Catalunya podría hacerlo CiU. Es responsabiliad de unos el apoyar a los otros allí y de los otros el hacer lo propio con los unos aquí. O viceversa. Por responsabilidad, por coherencia, por principios y, sobre todo, por los ciudadanos a los que se sirve.
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