Hace unas semanas un individuo bautizado como Salvador Sostres (Salva Techos en castizo) que se dedica a escribir aunque come del negocio familiar inaugurado por la abuela con los apoyos del régimen y en plena época de Franco. Los trabajadores están hartos de verlo apararecer para llevarse latas de caviar, tarrinas de paté, salmón, cava o vinos. El negocio se llama SEMON y está dedicado al catering de alta gama y a la venta de delicatessen a precios de escándalo, con tiendas en Barcelona, Madrid y Marbella. El cachorro de la saga no acabó la carrera de Periodismo pero alguien le dijo que no escribía mal y en eso lo tenemos como columnista fijo en el AVUI, aunque al lado de los crucigramas y del sudoku, insultando a los catalanes que hablan español, al resto de españoles no catalanes y a los inmigrantes. Claro que este fenómeno de tupé retraído no hace ascos a cobrar de televiones nacionales españolas, como Telecinco, vendiéndose como "experto en Gran Hermano"... Impresentable. Lo cierto es que ha conseguido que le publiquen algunos libros cuyos títulos ya dicen mucho de su paridor: "Libro de los imbéciles" (en castellano y sobre una materia de la que debe ser también experto), "Lucía", "Escric molt bé" (una especie de guía de autoayuda para él mismo), "Ara sí que som plurals", "Sóc Convergent: i què?" (apuntando maneras), "Jo" (solidario y altruísta que debe ser él) y "Viatges de noces" (la última joya del pocopelo y a cuya presentación acudió su amigo Laporta).
En Wikipedia podemos encontrar otra de sus joyas:
"HABLAR ESPAÑOL ES DE POBRES
En Barcelona queda muy hortera hablar español, yo sólo lo hablo con la chacha y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace este ruido tan espantoso al pronunciar la jota. Éstos que no hablan en catalán a menudo tampoco saben inglés, ni francés, ni quién es monsieur Paccaud. Pero no sólo en Cataluña el español es un síntoma de clase baja. El amigo Riera me facilita estos datos de la ONU del 2002. Renta per cápita de Noruega, 36.600 dólares; Dinamarca, 30.940; Islandia, 29.750. Los tres países riquísimos, con economías internacionalizadas y lenguas más pequeñas que la nuestra pero que las hablan sin complejos. Contra esta absurda creencia de que el catalán nos cierra puertas, estos datos son bastante elocuentes de si sirve o no sirve una lengua minoritaria. En cambio en el maravilloso mundo hispánico la pobreza es el único dato. La media de los 13 principales países americanos que tienen el español como lengua, contado desde Argentina, Chile y México hasta Nicaragua, Honduras y Ecuador, es de 6.209 estropeados dólares de renta per cápita. Cataluña hablando catalán y a pesar del expolio fiscal infligido por una España que no tiene ni la decencia de publicar las cifras del robo, tiene una renta de 26.420 dólares. Hemos de elegir modelo: Noruega o añadirnos a la caravana de la miseria. Nada más hace falta ver cómo las zonas más ricas del Estado tienen otra lengua propia: y es evidente que el Estado lo mantenemos, pagando mucho y mucho, los que no hablamos en tercermundista. Es verdad que en español se han escrito páginas de una belleza emocionante, pero el destino de los países que lo hablan ha sido históricamente de una fatalidad irrevocable. Hablar español sí que cierra puertas, y destinos: mira. El independentismo en Cataluña está absolutamente justificado aunque sólo sea para huir de la caspa y del polvo, de la tristeza de ser español."
En Barcelona queda muy hortera hablar español, yo sólo lo hablo con la chacha y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace este ruido tan espantoso al pronunciar la jota. Éstos que no hablan en catalán a menudo tampoco saben inglés, ni francés, ni quién es monsieur Paccaud. Pero no sólo en Cataluña el español es un síntoma de clase baja. El amigo Riera me facilita estos datos de la ONU del 2002. Renta per cápita de Noruega, 36.600 dólares; Dinamarca, 30.940; Islandia, 29.750. Los tres países riquísimos, con economías internacionalizadas y lenguas más pequeñas que la nuestra pero que las hablan sin complejos. Contra esta absurda creencia de que el catalán nos cierra puertas, estos datos son bastante elocuentes de si sirve o no sirve una lengua minoritaria. En cambio en el maravilloso mundo hispánico la pobreza es el único dato. La media de los 13 principales países americanos que tienen el español como lengua, contado desde Argentina, Chile y México hasta Nicaragua, Honduras y Ecuador, es de 6.209 estropeados dólares de renta per cápita. Cataluña hablando catalán y a pesar del expolio fiscal infligido por una España que no tiene ni la decencia de publicar las cifras del robo, tiene una renta de 26.420 dólares. Hemos de elegir modelo: Noruega o añadirnos a la caravana de la miseria. Nada más hace falta ver cómo las zonas más ricas del Estado tienen otra lengua propia: y es evidente que el Estado lo mantenemos, pagando mucho y mucho, los que no hablamos en tercermundista. Es verdad que en español se han escrito páginas de una belleza emocionante, pero el destino de los países que lo hablan ha sido históricamente de una fatalidad irrevocable. Hablar español sí que cierra puertas, y destinos: mira. El independentismo en Cataluña está absolutamente justificado aunque sólo sea para huir de la caspa y del polvo, de la tristeza de ser español."
Hace algún tiempo salió en defensa de su correligionario Enric Vila (otro individuo bien educado por sus progenitores y maestros) que en un artículo criticó la actitud de algunos inmigrantes que no hablan ni entienden el catalán, a los que pidió “que se vuelvan a su mierda de países, con su mierda de gente”, y hora Sostres, refiréndose a los inmigrantes andaluces dice: “Los que os moríais de hambre érais vosotros, desgraciados”. Sostres escribió entonces en su blog que “el doctor Vila escribía ayer o anteayer un artículo que me parece que se hará famoso sobre las camareras o los taxistas que vienen de fuera y que trabajan de cara al público sin saber catalán y sin ninguna voluntad de aprenderlo”.
Añade que “de todo lo que decía el doctor, me interesa sobre todo subrayar el concepto de los ‘países de mierda’ de donde toda esta gente proviene. Primero fue la Andalucía de mierda, y después Ecuador, Bolivia, etcétera, de mierda de donde proviene la inmigración actual”.
“¿Qué quiere decir ‘de mierda’? Exactamente lo que Enric explica en su artículo: países de donde la gente debe huir porque no han sabido dotarse de condiciones de vida mínimamente dignas. Esto es un país de mierda, o una mierda de país, dilo como quieras. Pero de mierda, mierda. Una gran mierda, por dejarlo claro. Y encima, todavía te encuentras al taxista que te dice que en su país era profesor universitario y que ganaba no sé cuántos pesos, y que si no fuese por la inmigración, Catalunya se moriría de hambre. También nos lo dijeron los andaluces: ‘Nosotros levantaremos Catalunya’”.
Sobre los andaluces el escritor catalán escribe: “Los que os moríais de hambre érais, vosotros, desgraciados. Y por esto dejásteis vuestra tierra y vinísteis aquí, a que os diéramos de comer. Para tener la oportunidad de un trabajo y para que os pagáramos la escuela de vuestros hijos y, a toda la familia entera, la libertad. Por lo tanto, arrogancias, las mínimas. Si tan profesor eras en tu país, ya puedes volver. A mí no me estorbáis, en serio, y bienvenido seáis y que la vida os dé un largo camino. Pero, claro, hay unas normas: y las normas son tan simples como el agradecimiento, y por tanto, la mínima educación de aprender nuestra lengua, para que, además de pagarte la escuela y los medicamentos, no tengamos que hablar en extranjero para que nos entiendas cuando te ordenamos un café o que friegues los platos. No es tanto pedir, me parece. No es tanto pedir. ¿O es que quieres que funcionemos todos como tú funcionabas, y que nos muramos todos de hambre como a tí te pasaba?”.
Joan Laporta Estruch es abogado, aunque no haya ejercido demasiado ni lo haga ahora pese a que mantiene su nombre en un despacho que aprovecha el rebufo de su cargo en el FC Barcelona. Laporta pegó lo que se dice un braguetazo el día que convenció a Constanza Echevarría para casarse con él. Constanza es hija de Juan Echevarría Puig, que siempre ocupó altos cargos en los postreros años del franquismo, como por ejemplo Director General de Correos y Telégrafos, para pasar a la empresa privada, primero en Motor Ibérica y luego en Nissan, empresas de las que fue presidente. Echevarría nunca ha renunciado a sus principios y el yerno Laporta le reía las gracias e incluso le acompañaba a actos políticos. De ese modo el suegro le financió una campaña que lo llevó a la presidencia del Barça. A Laporta se le pudo ver acompañando a su suegro en una conferencia que éste pronunció en el Hotel Ritz de Barcelona con motivo del centenario de Jose Antonio Primo de Rivera. Laporta estaba en plena campaña electoral por la presidencia del Barça pero no le importó que todos a su alrededor cantaran el Cara al Sol al finalizar la charla su suegro. A Constanza la hizo madre de tres hijos pero una vez conseguido el objetivo de ser Presidente del Barça, una vez que hizo dinero especulando (como los terrenos en Hospitalet) y como sea que fracasó su acercamiento a CiU y que ésta no consiguió evitar que el tripartito formara gobierno en Catalunya, Laporta paso a convertirse en referente del independentismo radical como única vía de acceso a la política, meta última que es la que siempre le ha llamado la atención al reciclado Joan. También decidió cambiar, casi a la par que de chaqueta, de compañera. Dejó a la hija de su engañado mecenas para dedicarse, según dicen en Can Barça, a las atenciones de una azafata del club de origen brasileño.
Estos dos individuos coincidieron hace unas semanas en el por fin reabierto Velódromo, en Muntaner. Por cierto, hay que felicitar a Moritz por haber sabido rehabilitar el Velódromo manteniendo el encanto del local que tanto frecuenté en la década de los ochenta. El Salva Techos presentaba su último libro y Laporta lo acompañaba como plato fuerte del acto. Ambos se lamieron reciprocamente como buenos amigos que son. El máximo representante del Barça aprovechó el ambiente, en el que ondeaban los ‘Avui’, para mostrar su cara más independentista. Tras asegurar que Sostres le recuerda a Salvador Espriu, utilizó a Josep Tarradellas para opinar sobre el momento político que vive Catalunya: “Estamos más cerca de ser un país que hace el ridículo que de ser libres. Más cerca de ser una diputación general que de ser un país que quiere vivir en plenitud”, comentó sobre el nuevo modelo de financiación pactado entre los gobiernos español y catalán. Laporta continuó con el tono: “Tengo la sensación de que deberíamos tener líderes que se levantasen cada mañana, se hicieran quince preguntas y buscaran respuestas, que hicieran levantar al país colectivamente”. El presidente elogió al autor del libro, popular columnista diario, al que definió como “noble, inteligente, valiente, atrevido, polifacético y rompedor. Prefiero ese estilo que no las renuncias de otros”. Salvador Sostres apoyó su discurso y, de paso, lo felicitó por su forma de ser: “Ahora luzco el carnet del Barça con orgullo, gracias a gente como él, que tuvo que aguantar un complot de auténticos miserables”.
Estos dos referentes del independentismo, de la nación y cultura catalana, estos dos personajes decoraran el próximo 11 de septiembre la manifestación que ha convocado el sector más radical de los divididos independentistas bajo el lema "Somos una nación. Queremos un estado propio". Por su lado, el resto de independentistas, los que tocan más poder, se conforman con convocar otra manifestación para el mismo día y hora en contra de los posibles recortes del Estatuto de Autonomía que realizará el Tribunal Constitucional. Por suerte para todos, son pocos y mal avenidos.
2 comentarios:
Ernest Suñé:
He leído su artículo de arriba abajo y he quedado estupefacto, sobretodo por el tándem neoliberal-independentista...
Deberíamos vernos...
El señor Laporta padece alguna alteración que le hace decir cosas totalmente distintas de un día para el siguiente.Dijo el viernes que él acudía a la manifestación de los independentistas radicales a título personal para decir ahora justo lo contrario...que el Barça, a través de su presidente, debe estar al lado de una imaginaria nación catalana porque siempre ha apoyado a los distintos Estatutos. Olvida decir el señor Laporta que el Barça también apoyó al Generalísimo Franco, que su directiva y jugadores levantaban el brazo en saludo fascista durante muchos años, igual que hacían sus amigos, su cuñado y su suegro mientras él les reía las gracias para que le financiaran la campaña que le llevó a la presidencia. Ahora no caigo en algún buen profesional para recomendarle al señor Laporta...pero ya lo haré.
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