Ayer empezó el XII Congreso del Partido Popular de Catalunya. La repercusión mediática no ha sido poca. Y eso es justo lo que un sector minoritario buscó ayer mediante la provocación, los abucheos y algún insulto. Pero ese sector no estaba compuesto por compromisarios sino que, en su mayoría, eran invitados de una de las candidatas.
En el acto inaugural del Congreso, el Comité Organizador me propuso como Secretario de la Mesa del Congreso y tengo la satisfacción de haber sido elegido por, practicamente, todos los compromisarios asistentes. Hoy el congreso contínua y como Secretario debo seguir asistiendo al Presidente Jorge Fernández Díaz y a toda la Mesa. Mi misión, entre otras, ha sido velar por la pulcritud legal en todo el proceso de proclamación de candidaturas, primero, y de elección de las mismas, despúes. Puedo garantizar que desde la Presidencia del Congreso Jorge Fernández Diaz ha sido de lo más flexible y elegante en relación a las incorrecciones, abucheos, quejas o peticiones de los partidarios, algunos compromisarios y muchos ni siquiera invitados, de la candidata Montse Nebrera...y, pese a ello, algunos de sus seguidores siguieron haciendo durante todo el día de talibanes de la intolerancia.
El primer día de Congreso ha sido duro. En primer lugar porque el aire acondicionado del Hotel Barceló-Sants no funcionó y ello, junto con el acaloramiento que llevaban los seguidores de alguna de las aspirantes a candidatas, hizo que se sudara la camiseta en la sala del plenario. Tras los discursos de Rafa Luna, Secretario General del PPC saliente, de Ana Mato, Vicesecretaria General de Organización del PP, y de Javier Arenas, acompañados de pitadas y abucheos apadrinados por los seguidores de Nebrera González, los compromisarios se repartieron entre las distintas comisiones de trabajo de las ponencias presentadas. Ya por la tarde la nueva Secretaria General del PP, Dolores de Cospedal, se dirigía a los asistentes justo cuando yo volví a la sala del plenario ya con todos los avales de las dos candidatas escrutados y con mi certificación del resultado que el Presidente hizo pública.
Tras la intervención de Nebrera González, lo hizo la candidata Alicia Sánchez-Camacho, que practicamente había triplicado el número de avales de la anterior que obtuvo los justos para su presentación. Se palpaba ya quien iba a resultar vencedora. A continuación las votaciones. En cada una de las siete mesas los discípulos de la "visonaria" Nebrera formaban en grupos de tres, mientras que los de Alicia cubrían cada mesa con un sólo interventor. Muchos de los interventores de Nebrera tuvieron que ser llamados al orden por los presidentes y vocales de las mesas en las que intervenían porque insistentemente intentaban forzar el sentido del voto con acusaciones como "Sánchez-Camacho es la traidora de San Gil" o "tened dignidad al votar y no votéis imposición". Esa fue la tónica durante todo el día: agitación, provocación, manipulación... y pese a ello, la Mesa optó por dejar que el partido se manifestara democráticamente como al final ocurrió pese a esos individuos.
Los resultados fueron claros. Alicia Sánchez-Camacho obtuvo una cómoda mayoría de los votos de los compromisarios asistentes. Cierto es también que Nebrera González consiguió más votos que avales, de los que apenas había conseguido 22 avales más de los mínimos para poderse presentar (y los consiguió durante los primeros minutos del Congreso presionando, según dijeron muchos compromisarios, a todo el que entraba en el Hotel, siendo ese el motivo de que a la hora de presentar formalmente la candidatura con los avales no lo hubiera hecho y el Presidente del Congreso acordara otorgar un plazo de prórroga que también sobrepasó unos minutos la aspirante a candidata hasta que me hizo entrega de los avales). La explicación es sencilla, muchos de los que apoyaban a Daniel Sirera recibieron sugerencias (eso dijeron muchos de ellos) de votar lo que les pareciera. Otros, más partidarios de Alberto, decían manifestar su protesta no votando.
La candidatura de Nebrera me fue presentada en una hoja de papelería del Hotel a bolígrafo, con tachones, sin apellidos completos, ni DNI, ni firmas de nadie. Por no poner no ponía ni que fuera la solicitud de candidatura. Es posible que no se leyeran el Reglamento del Partido, o del Congreso, o el Reglamento Marco de Cogresos del Partido. La otra candidata me presentó su candidatura con una corrección formal exquisita: Encabezamiento, nombres completos con DNI y la firma de cada uno de ellos, firma de la candidata y en letra impresa en ordenador. No sé si las diferencias entre una y otra se deben a distintas formas de entender la política, la vida y las cosas. Lo importante es que el Partido Popular de Cataluña haya ganado muchísimo sabiendo elegir el sábado a la que, presumiblemente, sea la mejor de las dos.
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