La Guerra de Sucesión española, al contrario de lo argumentado por los nacionalistas, no supuso el enfrentamiento entre Cataluña-Austria y España-Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón, como Castellón, Alicante, Calatayud o Tarazona, así como el valle de Arán, y ciudades del interior de Cataluña como Vic y Cervera, fueron partidarias de Felipe V, el ya rey borbón. Y ciudades como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon fieles al aspirante austriaco. Aquel día de septiembre el Conseller en Cap de la ciudad, que no de la Generalitat, bajo su bandera de Santa Eulalia, que tampoco la senyera, fue herido y trasladado al Hospital de la Mercè. Otros combatían igual causa en favor del austriaco bajo la bandera de Sant Jordi que lo era de la Generalitat. Ni unos ni otros usaban senyera y menos estelada. Antes de caer herido, Rafael de Casanovas ordenó la defensa de la ciudad. Eran sobre las tres de la tarde cuando para convocar a todos en las murallas que protegían la ciudad dijo " ...acudirán todos a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su Honor, por la Patria y por la libertad de toda España."
Horas antes, el extremeño que comandaba las tropas austriacistas de Barcelona, Antonio de Villarroel arengó a las tropas que engrosaban las coronelas de la ciudad diciendo: "Señores, hijos y hermanos...No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos ilegítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por la Nación Española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer. Y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad defendiendo su Rey, la Fe de su Religión y sus privilegios."
No se torcería la historia si dijéramos que Rafael de Casanovas y Antonio de Villarroel fueron dos grandes patriotas españoles que equivocaron el bando dinástico en una guerra de sucesión al trono de España.
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