domingo, 17 de junio de 2012

Carta a mi Presidente Comarcal


DIEGO SÁNCHEZ SIMÓN
Presidente Comarcal PP
Maresme

Apreciado Diego:

En primer lugar, quisiera felicitarte por tu nueva responsabilidad como Vicesecretario de Organización del Partido Popular de Barcelona.

Dicho eso, quiero dimitir formalmente de mi condición de Vicesecretario General del Partido Popular del Maresme que tú presides. En un par de ocasiones ya quise hacerlo y me convenciste para que continuara manifestándome tu confianza renovada. Ahora creo que las circunstancias ya son otras y mi decisión irrevocable. Paso a darte mis sinceras, como siempre, justificaciones del por qué de ésta decisión.

Cuando en el verano del 2009 se renovó la dirección comarcal del PP del Maresme la dirección del partido se encontró con una propuesta que era el legado del anterior Presidente Comarcal, Victor Ros. En esa propuesta tú eras el candidato a Presidente y Marco. A. Fernández lo era a Secretario General. Tú por decisión de Victor Ros y Marcos a propuesta de José Manuel López, entonces Presidente Local en Mataró y regidor. El año anterior se habían realizado los convulsos procesos congresuales, tanto de Catalunya como de Barcelona, en los que yo tuve el honor de ser Secretario de ambos, presidido el primero por Jorge Fernández Diaz y el segundo por Jorge Moragas, que han revalidado en los recientes congresos esas mismas presidencias. Como consecuencia de ello, y como sea que la posición de José Manuel en Mataró resultó ser distinta a la que había trasladado a la dirección del partido, ésta decidió crear la figura del Vicesecretario General Comarcal como instrumento de tutela de una candidatura previamente pactada en sus dos primeras jerarquías. Hubo un grupo de destacados militantes de la comarca, muchos de ellos regidores y que se habían posicionado a favor de candidaturas, lícitas todas ellas, distintas a la que resultó vencedora, que se postularon como candidatura alternativa a la que tu representabas. Sabes que yo intenté negociar con ellos una candidatura de consenso, con tu consentimiento, y que fueron totalmente reacios. Sin embargo, logré que desistieran y apoyaran a tu candidatura, que fue la mía también. Desde entonces, formamos un buen equipo en nuestra comarca. 

En esa función de Vicesecretario General, creé la estructura comarcal que tenemos dándole funcionalidad para que se convirtiera en instrumento al servicio de nuestras Juntas Locales, de nuestros regidores y, en definitiva, de nuestros vecinos. Redacté el Reglamento de Organización comarcal que fue aprobado en Comité Ejecutivo provincial y que dibujaba el marco legal de funcionamiento del partido en el Maresme. Como sea que yo reunía además la función de Sindic, con ámbito competencial y territorial mucho más amplio, ese Reglamento y estructura lo adapté a otras comarcas para ordenar su eficaz funcionamiento. Fuimos en eso ejemplo para otros. Ideamos juntos la única campaña que realmente se ha realizado en nuestra comarca con la finalidad de dar soluciones a los problemas de movilidad que padecemos. La desarrollé y diseñé, con tu apoyo, por supuesto. Lamentablemente, los miles de firmas recogidos no se han utilizado para nada. Movilizamos a nuestros regidores frente a la problemática de los “sin papeles”. Conseguimos, juntos, unificar nuestra comarca. Algo difícil cuando de ella había surgido el más firme apoyo del territorio a la candidata Montse Nebrera en el anterior Congreso de Catalunya. Pero lo hicimos. Creamos ilusión y nos marcamos objetivos y obligaciones. Busqué candidatos y estructuras en municipios dónde no las había o, aún habiéndolas, eran contumaces o indisciplinados con los posicionamientos del partido. Muchas de esas personas hoy son titulares de actas de concejal en sus ayuntamientos y algunas gobiernan. Me siento orgulloso de ello. Algunas de esas obligaciones, por lo tanto, las cumplimos. Otras se quedaron en el camino y nunca después hubo intención de rehabilitarlas. Nunca llegamos a visitar juntos a todas nuestras juntas locales. A muchos les dimos expectativas que luego resultaron vanas. Con el tiempo, las Vicesecretarias funcionales resultaron inoperantes y nunca se les exigió que cumplieran sus funciones. 

Pero siempre estuve orgulloso de mi Presidente Comarcal, y honrado por saber que mi opinión era importante para él. Orgulloso de ti, honrado por ti. Sabía que había hecho un buen amigo en ti. Hemos vivido momentos y situaciones, políticas y personales, que nos vincularán siempre. Muchas confidencias compartidas y vivencias también.

Luego la dirección decidió intervenir al partido y al grupo municipal en Mataró. Se me pidió que fuera yo el responsable de coordinar esa intervención. Y cumplí lo ordenado, aún sabiendo que el problema de Mataró era la crónica de una muerte anunciada. Hice lo que pude cumpliendo mis obligaciones como regidor en mi ayuntamiento, como Sindic, como Vicesecretario General comarcal, como Presidente Local, como Coordinador de la dirección en el partido y el grupo municipal en Mataró. Desatendí mi profesión, la única de la que vivo, mi familia… Pero cumplí con mi deber, el que se me había demandado y yo había asumido. Y lo hice lo mejor que pude. Mataró me generó problemas personales que fueron aprovechados por algunos para convertirlos también en políticos y perjudicarme. Aún ese verano fui designado Coordinador Ponente del Programa Electoral para las autonómicas en las que yo iba a ser el candidato de la comarca. Después, sin decirme nada como siempre ha ocurrido, se me apartó también. Recuerdo perfectamente una reunión con el Presidente Provincial a la que me pediste que asistiera, como siempre ocurría. En su despacho sentados frente a él para hablar de nuestra comarca. Y recuerdo perfectamente que cuando salió un asunto personal de mi única incumbencia y que tú conocías perfectamente, por ser además mi amigo, el Presidente en pie y furioso me reprochó mi decisión personal y me echó de su despacho sin que tú ni pestañearas para, no ya como Presidente Comarcal sino como amigo, abrir la boca en mi defensa. Después me diste las explicaciones que supiste o pudiste. Pero en ese momento sé que perdí tu amistad y tu confianza política. Hasta entonces dónde no ibas tú o Marcos, iba yo en tu representación. Visitara quien visitara nuestra comarca siempre estábamos ahí. Después ya dejé de ser hasta informado de cuando un dirigente de nuestro partido visitaba uno de nuestros 30 municipios. Aún y así, trabajé, junto a otros, para que Trillo visitara Mataró. Fue el último acto político en el que tuve una participación directa. Octubre de 2010. A finales de ese mes Soraya Sáenz de Santamaría también visitó la comarca y asistí a un acto en Mataró como pudieron asistir otros militantes. Ya no recibí información de su visita a la comarca ni, por supuesto, formé parte de comitiva alguna. Visto lo visto, en diciembre te puse el cargo a disposición y me insististe en continuar. Aún me ofreciste proponerme, en su momento, como Conseller comarcal. Después, elegiste a dedo a quien te pareció o convino. Saltándote aquel Reglamento de Organización que en su momento redacté y que, formalmente, sigue vigente, que dispone que sean los regidores de la comarca los que entre ellos elijan a los consejeros comarcales. Paradojas de la vida.

Desde entonces tú relación conmigo ha pasado a ser nula. De llamarme muchas veces al día a no llamarme nunca. Supongo que viste claro que no te hacía ya falta o que, incluso, podría perjudicarte políticamente. Ni lo sé ni me importa. Cada uno es dueño de sus actos. Pocas llamadas tuyas he recibido ya. Una en abril del pasado año para informarme, después de insistirme en que volviera a presentarme como candidato, de que había sido vetado como candidato en Alella. En ese momento también quise apartarme de todo pero, una vez más, me insististeis y finalmente, en el último momento, volví a ser el candidato en Alella, ya sin precampaña hecha. Supongo que no había ni tiempo de presentar a otro.

El Comité de Dirección comarcal que diseñamos y establecimos como órgano de gobierno, entre Juntas Comarcales, para impulsar juntas locales y el trabajo de los regidores no lo has vuelto a reunir desde que yo tuve los problemas en Mataró. Las Juntas Comarcales resultan totalmente estériles. En cada Junta Comarcal aparece un punto del Orden del Día que reza “Informe del Vicesecretario General Comarcal” y hace ya tantos meses que te digo que no tengo nada de qué informar porque tampoco yo soy informado de nada de lo que hacéis. Y estoy tan harto de tu “habla de lo que quieras” que ya no tiene sentido mantener esta farsa por más tiempo. Ya ni me hace daño a la vista, supongo que antes sí por defecto profesional, el que no se hagan actas de las Juntas o, si se hacen, carezcan de la más mínima forma legal. Por no saber, no sé ni dónde está la nueva sede comarcal del partido. ¿Te parece normal? 

Acepté tu último encargo, hace pocos meses, de preparar una moción por el incumplimiento reiterado de la llamada Ley de Banderas. La preparé, también el argumentario, y el equipo jurídico, gratuito, para llevar después los acuerdos de los distintos plenos a los juzgados contencioso-administrativos. Luego ha resultado que sólo se trataba de salir en una foto aprovechando la resonancia mediática de la sentencia de Sant Pol de Mar, instada por la plataforma Impulso Ciudadano. Nosotros estamos gobernando en municipios de nuestra comarca en la que se incumple la Ley de Banderas…Premiá de Dalt y Arenys de Mar, por ejemplo. Y no parece que en sus ayuntamientos se vaya a presentar la moción que me pediste. Tampoco parece que haya intención de acudir a la justicia. La moción sólo ha sido presentada en Vilassar de Dalt y una vez votada en contra, y acreditada la ilegalidad mediante ese acuerdo, ya ni siquiera he sido informado y me he tenido que enterar vía FB (curioso invento) de que habéis aprovechado ese acuerdo para visitar tú y algunos otros, como José Manuel López, a la Delegada del Gobierno y salir en otra foto. 

Como dijo Ortega y Gasset, refiriéndose al régimen republicano que el apoyó, ¡¡No es esto, no es esto!! Efectivamente Diego, no es éste sistema tuyo de dirección comarcal el que yo pretendía. No basta con palmear a los concejales o las juntas locales, algo que haces bien, es necesario apoyarles con recursos, con ideas, con argumentarios, con mociones… Es necesario ser receptivo a sus peticiones y demandas, también a sus quejas y sugerencias. No basta con premiar con cargos o prebendas sólo a los amigos. A lo primero vine y eso hice…mientras pude y tuve tu confianza y apoyo. Ahora que ni puedo ni tengo tu confianza no tiene ya sentido mantener una falsa apariencia, porque a lo segundo yo no vine. Y en ésta ocasión no voy a esperar el año que teóricamente queda hasta la renovación de la Dirección Comarcal. Prefiero irme voluntariamente de dónde no soy querido.

En cualquier caso, fue un placer contar contigo entre mis amigos y con tu confianza cuando me la diste. Y me alegro que de aquel trabajo no todo resultara estéril y a ti te haya servido, en parte, para asumir nuevas responsabilidades y retos en tu carrera política.

Si un día crees que hay que volver a aquella motivación primigenia que nos inspiró en el 2009…cuenta conmigo. Sabes que para eso siempre me encontrarás. Aunque también sabes que, mientras otros callan y agachan sus cabezas como borregos, yo hablo alto y claro y levanto vuelo de halcón frente a las injusticias.

Abrazo fuerte.

Fdo. Javier Berzosa

miércoles, 6 de junio de 2012

Carta abierta a un mamarracho, por Pío Moa

Aunque larga, la siguiente carta ha sido publicada por Pío Moa en su blog de La Gaceta (http://www.piomoa.es).

"No me refiero ahora a mamarrachadas suyas al estilo de “la tierra es del viento”, o sus promesas y afirmaciones vacuas en plena crisis, sino a su última o penúltima de ellas: la de que en sus siete años en el poder había aprendido a “amar profundamente a España”. Esto ya pasa de castaño oscuro, así que me permitiré recordarle algo, por lo menos algo, de lo que ha hecho usted por España en sus nefastos años en el poder y un poco antes. Un poder que puede resumirse en colaboración con banda armada; colaboración con dictaduras criminales y antiespañolas; y ataque sistemático a la democracia.

1.- Usted suscribió el año 2000 el llamado Pacto Antiterrorista. Con ello parecía abandonar la línea tradicional del PSOE, consistente en combinar el terrorismo gubernamental con una negociación y salida “política” para los asesinos arruinando el estado de derecho. Pareció sumarse usted, entonces, a la línea de Mayor Oreja-Aznar, legal y democrática por primera vez desde las amnistías, de tratar a los delincuentes como tales, y no como políticos. Luego hemos sabido que apenas seca la tinta del acuerdo, usted lo traicionó, volviendo a las “conversaciones” clandestinas con los criminales, ofreciéndoles concesiones nunca del todo aclaradas a la opinión pública.

2.- En 2002, España debió defenderse de la ocupación del islote de Perejil por la tiranía marroquí, que además amenaza las ciudades españolas de Ceuta y Melilla. Y ahí se demostró usted a sí mismo: saboteó al gobierno español, se arrogó ilegalmente facultades sobre política internacional para rendir pleitesía al rey de Marruecos y retratarse con él bajo un mapa que recoge las aspiraciones antiespañolas del monarca-tirano cuando ya la crisis se gestaba, con retirada del embajador marroquí, unos meses antes. Esto fue, como lo anterior, un acto de pura y simple traición a la España democrática a favor de un déspota y un preludio de su “alianza de civilizaciones”… contra la civilización.

3.- Poco después, usted intensificó la agitación y la violencia callejera contra un gobierno del PP que había logrado sacar al país de la crisis en que el PSOE la había dejado, con tres millones de parados. En esa agitación no perdonó usted demagogia “anticapitalista” ni mentiras para fanatizar a las partes más oscuras e ignorantes del electorado. Recordaré tres casos: el del “chapapote”, el de la Ley de Educación y el de la guerra contra Sadam. En el primero, un accidente del que no tenía la menor culpa el gobierno, este hizo lo que pudo, seguramente mejor de lo que habría hecho su partido, que nunca en tales sucesos brilló por su eficacia y sí más bien por su corrupción. Y en tal situación, usted habría encontrado probablemente la colaboración de Aznar y no la obstrucción. En cuanto a la Ley de Educación del PP, buscaba, con mayor o menor acierto, corregir otra de las herencias del PSOE junto con la crisis económica: la degradación de la enseñanza, caracterizada por tasas muy bajas de eficiencia educativa y muy altas de fracaso escolar. De una buena enseñanza depende en gran medida el futuro de un país, pero usted y los suyos se dedicaron a enredar a estudiantes y profesores con consignas de la más rancia estirpe marxista, las consignas del Gulag y el muro de Berlín, condenando el esfuerzo y la excelencia como un vicio y preconizando la mediocridad supuestamente igualitaria que siempre ha definido a su partido.

4.- Pero donde alcanzó usted lamentable maestría fue cuando la guerra de Irak. Aquella fue, hoy lo creo, un error que está saliendo caro a Usa sin fructificar en un estado irakí más o menos democrático y en mayor estabilidad en la zona. Sin embargo ese error no mejora la demagogia del PSOE. Usted no se oponía “a la guerra” como pregonaba, pues había guerras más crueles en África a las que no prestaba usted la menor atención, quizá porque, como en la de Sudán, las víctimas eran cristianas. No: usted no condenaba la guerra sino que defendía al genocida Sadam, por quien, como en el caso de Perejil, sentía mucha más simpatía que por su propio país y la democracia: otra muestra de su “alianza de civilizaciones”. En un principio, su loca agitación pareció fracasar, como la del chapapote, y no tuvo los efectos electorales que usted pretendía. Lo pareció, porque el régimen de Sadam fue derrotado muy pronto. Pero fue sin duda una ventaja para usted que se mantuviera la tensión gracias a los brutales atentados terroristas.

5.- Y fue precisamente esa tensión terrorista lo que le ayudó a escalar el poder. De pronto, hacia el final de la campaña electoral de 2004, Madrid sufrió el atentado más bestial de la historia europea. Al PSOE, pasado el desconcierto inicial sobre lo que parecía un coletazo de una ETA acosada, le faltó tiempo para atribuirlo a los islámicos, inventando para ello terroristas suicidas y otros supuestos datos y, sobre todo, sugiriendo que la culpa de la matanza no radicaba en los autores de ella, sino en el gobierno de Aznar “por habernos metido en la guerra”. No importa aquí dilucidar quiénes fueron los verdaderos autores, sobre quienes pesan dudas muy consistentes. Diré simplemente que usted logró desviar esa culpa, a los ojos de mucha gente atemorizada o fanatizada. Y que lo hizo en brevísimo tiempo mediante la campaña de insidias más vil a que hemos asistido en varias décadas. En su empeño, usted vulneró la ley electoral, acusó al gobierno de lo que ustedes hacían, es decir, de mentir, y movilizó a los sectores más histéricos en agresiones y asedios a las sedes del PP, un método, por cierto, de larga tradición en su partido desde el Frente Popular y antes. Y no resultó menos significativo que, fueran quienes fueran los terroristas, usted debió de creer que se trataba efectivamente de islámicos, por cuanto los premió, llegado al poder, con la rápida retirada de las tropas españolas que en Irak ayudaban a la población a librarse de los mismos que presuntamente habían atacado en Madrid, e incitando a otros países a hacer lo mismo. Lección práctica, nuevamente, de su “alianza de civilizaciones”. Su política, como en el caso de la ETA, ha tendido siempre a recompensar a los asesinos, lo que no es casual para quien “ama” a su patria como usted o entiende por democracia el triunfo de la miseria. Máxime cuando un objetivo declarado de los islámicos consiste en demoler las libertades y la civilización cristiana, y retransformar a España en Al Ándalus. Usted ha sido su mejor aliado.

6.- Una vez en el poder, usted desplegó su vesania en cuatro direcciones principales: profundizar la colaboración con la ETA, con todos los enemigos de España, en la llamada “ideología de género” como sustituto de la “de clase”, y en la falsificación de la historia. Usted, experto en disfrazar cualquier bellaquería con un nombre pomposo y agradable, bautizó arteramente la colaboración con la ETA como “diálogo” y “proceso de paz”. Y lo hizo cuando la anterior política de Aznar había colocado a la ETA, como ha reconocido uno de sus dirigentes “al borde del abismo”. Su “paz” consistió en volver a legalizar las terminales políticas de los asesinos, en facilitarles una amplia corriente de dinero público con la que financiar su propaganda antiespañola y liberticida, en proporcionarles eco y representatividad internacional, en promoverlos con una imagen positiva mientras trataba de intimidar, dividir y desacreditar a las víctimas directas del terror; y sobre todo en ofrecer a los pistoleros y separatistas la transformación ilegal de la autonomía en un “estado asociado” de hecho, reduciendo a testimonial la presencia del estado español, según el modelo de Cataluña. Un modelo que usted promocionó concediendo al parlamento catalán una soberanía anticonstitucional, entre otros desmanes. Con tan intolerables premios a los asesinos, usted decía hacer “la paz” y quizá esperaba ganar el desacreditado premio Nobel de la misma. Pero ni la ETA consiguió nunca romper la paz de España, sino solo alterar la normalidad gracias, en gran medida, a la “salida política” que le ofrecían unos políticos sin principios; ni se puede llamar paz a la destrucción desvergonzada de la legalidad democrática y del estado de derecho. Ni a los avances hacia la disgregación de España en un mosaico de taifas impotentes, insignificantes en el contexto internacional y objeto de las intrigas de otras potencias: un objetivo que usted ha perseguido tenazmente en colusión con los terroristas y los separatistas. So pretexto de “paz”, nunca había obtenido la ETA una colaboración tan masiva y variada, en la que el chivatazo de Freddy Faisán apenas pasa de anécdota en un contexto que solo puede calificarse de criminal.

Estos son hechos plenamente constatables, no interpretaciones ni especulaciones. Ahora bien, tienen tal carácter delictivo, de traición y miseria moral, que muchos se preguntan: “¿Cómo han sido posibles por parte de gobiernos elegidos? Tiene que haber alguna explicación menos terrible”. Porque no entienden que un gobierno elegido puede resultar criminal y porque tales delitos proceden de una mentalidad, una ideología y una tradición de largo alcance. Como recordaba Julián Marías, el PSOE tiene la tara de una visión negativa de la historia de España. Visión completada, diría yo, con un amasijo contradictorio de ideas más o menos mesiánicas. El PSOE, cuya historia reivindica usted entera — incluida su planificación de la guerra civil y la destrucción de la legalidad republicana–, solo en tiempos recientes abandonó, y solo de manera parcial, el marxismo, la doctrina más totalitaria y mortífera del siglo XX. Y el escaso terreno abandonado lo han llenado ustedes con esa mezcla arbitraria de ecologismo, feminismo, pacifismo, socialismos variopintos, aversión a la iniciativa individual y a la excelencia personal, etc. Pero he recordado, frente al romo análisis político prevaleciente, que la colaboración de usted con banda armada se asienta en una afinidad ideológica profunda: también la ETA es socialista. También es antiespañola y liberticida. También comparte ese amasijo de doctrinas que, bajo sus buenas intenciones enarboladas nunca han traído más que miseria y corrupción. Esa común base ideológica hermana en cierto modo a la ETA y el PSOE, por más que a veces surjan entre ambos riñas de familia.

7.- De su “alianza de civilizaciones”, como la ha llamado con su acostumbrada megalomanía, ya he dado algunas pruebas. Se ha concretado en la simpatía y el apoyo político y económico, en Hispanoamérica, a los regímenes más demagógicos y antiespañoles, a personajes como Kirchner, Chávez o Evo Morales; y algo similar en relación con los países musulmanes, sobre todo con el único que constituye una amenaza seria para nosotros. Dicha alianza se ha extendido, por pura aversión a España, a las más vergonzosas claudicaciones en el caso de Gibraltar, única colonia que permanece en Europa. Se trata, muy literalmente, de una alianza contra España y contra todo lo que signifique libertad.

8.- ¿Qué aspectos positivos pueden encontrarse en su gestión? Usted invoca, sobre todo, sus políticas de “igualdad de sexos”, atribuyendo al cristianismo –la base y raíz más profunda de nuestra cultura—una opresión secular de la mujer. Que no le ha impedido a usted promocionar al islamismo en la propia España y hacerse el desentendido de la situación femenina en esos países. Pero la mujer nunca ha tenido necesidad de la tutela de personajillos como usted. La igualdad de derechos, la igualdad ante la ley, está conseguida en Europa y en España mucho antes de que a gente como usted se le ocurriera crear falsos problemas para resolverlos igualmente en falso. Su “igualdad”, de modo parecido a su “paz”, solo ha traído perturbaciones y aberraciones. Su paridad en el gobierno (¿y por qué no una paridad de obreros y otras profesiones, por poner un caso?) ha redundado en descrédito de la mujer gracias a lumbreras como Aído, Pajín, Vega, Salgado, Calvo y todas las demás, de las que lo único que puede decirse es que no desmerecen de los botarates y sinvergüenzas varones, empezando por usted mismo. Ya que pretende usted una igualdad imposible, habría que preguntarle por qué no la persigue igualmente en los ramos de la construcción, las minas, los barcos, etc., donde la “cuota femenina” es insignificante? ¿O en la misma población penal, donde se dan unas desigualdades numéricas que para majaderos como usted tendrían que ser ultrajantes? En la práctica, su “igualdad” ha significado la promoción del aborto, un verdadero asesinato masivo bajo la peregrina idea de que los embriones humanos no son humanos y de la delictiva consigna “nosotras parimos, nosotras decidimos” como si pudieran decidir sobre una vida ajena y el padre no contara nad; de la pederastia mediante la promoción de la actividad sexual a las edades más bajas; del homosexualismo, con la imposible pretensión de equiparar un defecto con la sexualidad normal y con el matrimonio. Ha significado el estímulo a la disgregación de la familia, la sustitución de la autoridad de los padres por la de unos políticos majaderos e iluminados a partes iguales, con mil consecuencias derivadas, como el aumento de la droga y el alcoholismo en la juventud, de la población penal, del fracaso matrimonial, escolar, etc. En un deterioro, en suma de la salud social. Por sus frutos se conoce el árbol.
9.- Su partido, cuyo historial usted reivindica entero, siempre ha atacado el fundamento de la democracia, la limitación y división de poderes, como expresó con descaro uno de sus líderes cuando subió al poder. En función de esa permanente orientación, usted ha politizado y corrompido como nunca la justicia (baste aquí recordar la desvergonzada burla de Garzón y sus investigaciones sobre “crímenes del franquismo” en gran parte inventados). Además su partido ha agredido permanentemente a tres fundamentos de nuestra cultura: la propiedad privada, la familia y la nación (esta, en virtud de su “internacionalismo”). Hoy parece haber renunciado a liquidar la propiedad privada para cargar el ataque sobre los otros dos pilares. En cuanto a la nación, la visión negativa de España por parte del PSOE, que recordaba el filósofo Julián Marías, le ha llevado asimismo a buscar la disolución del país en la UE. ¡Ah, aquella Constitución europea elaborada por el clásico enemigo de España y protector de la ETA (¡siempre lo mismo!) Giscard d´Estaing! Constitución que usted impulsó con un falso referéndum en que se incitaba a los ciudadanos a votar a ojos cerrados, sin enterarse de qué se votaba. Aquella ley anulaba mermaba drásticamente la influencia antes lograda por España en la UE y usted aumentaba nuestra supeditación a Francia mientras rechazaba el acuerdo con Polonia, tan provechoso para contrapesar la excesiva hegemonía del Eje París-Berlín. Siempre hallamos lo mismo en su política, trátese de la ETA, el terror islámico, los separatismos, Marruecos, Gibraltar o la UE: la aversión a España y a la democracia,

10.- También la Iglesia, no podía ser menos, ha sufrido sus demenciales ataques e insidias. Usted ha ido mucho más allá de la frase (cristiana) “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”, actualmente interpretada como la aconfesionalidad del estado, y usado el poder para hostigar al. Pero, le guste o no, el cristianismo es la base de la cultura occidental, y resulta el colmo de megalomanía, de la estupidez más pretenciosa, el empeño en sustituirlo por las cuatro ideíllas progre-socialistas, banales y contradictorias, que llenan su mente. Nadie le niega el derecho a sus propias opiniones sobre la Iglesia, pero ya es harto clarificador que para atacarla deba recurrir usted a tantas calumnias, quizá más embozadas que las del pasado, pero siempre en el viejo estilo PSOE. Quiero recordarle que, al revés que su partido y los sindicatos, la Iglesia lleva a cabo labores de enseñanza y beneficencia que, de realizarlas el estado, y sobre todo gobiernos como el suyo, saldrían muchísimo más caras a los ciudadanos. Pero sobre todo usted debiera recordar que esas campañas cristalizaron durante la Guerra Civil en un intento de genocidio, en gran parte cumplido, por el que su partido y otros semejantes asesinaron a mansalva, a menudo con extremo sadismo, a muchos miles de personas por el mero hecho de pertenecer al clero o declararse católicos, y trataron de erradicar la presencia cristiana en España. Aparte de destruir (y robar) un inmenso patrimonio histórico y artístico. Usted jamás ha expresado el menor sentimiento por tales hechos, al revés, ha reivindicado, repito, todo el historial lúgubre y sangriento del PSOE. No por casualidad han reaparecido, por primera vez desde la guerra, los conatos de incendio de templos, las amenazas de asesinato al clero o agresiones como en el reciente encuentro de la juventud católica. Tampoco ha expresado usted la menor repulsa ante las persecuciones y matanzas que sufren los cristianos, sobre todo en el mundo islámico, cuando gemía tanto por el régimen de Sadam Husein.

11.- Durante un tiempo se jactó usted de la prosperidad del país, disimulando el dato de que la misma era herencia del período anterior. Pero durante su gobierno la prosperidad se volvió cada año más desequilibrada y ficticia, basada en una suicida espiral de endeudamiento, mientras usted sacrificaba progresivamente la soberanía nacional en beneficio de entes por encima de nosotros y por tanto por encima de nuestros intereses. El globo estalló al fin, y usted, que estuvo inflándolo año tras año con sus habituales mamarrachadas, culpa al anterior gobierno, durante el cual el problema no había pasado de incipiente. El desastre económico es una tradición asentada en su partido porque sus doctrinas al respecto son falsas, y aunque ustedes se hayan visto obligados a aceptar algunas realidades de lo que llaman capitalismo, siempre han terminado por “tirar al monte”. Nuevamente el árbol se reconoce por sus frutos, y cada vez que ustedes han tenido ocasión de aplicar sus ideas, en todo o en parte, el resultado ha sido desolador. Durante el primer bienio republicano, con el PSOE compartiendo el poder, el paro aumentó casi mes por mes, y bajo el Frente Popular llegó al millón de personas, equivalente al doble con la población de hoy, pero en condiciones mucho más dramáticas por falta de Seguridad Social (traída por el franquismo, no por su partido como muchos ingenuos embaucados creen). Volvió el PSOE al poder con Felipe González y batió su marca anterior: tres millones de parados. Y usted le ha superado con cinco millones y medio y el país literalmente en la ruina. La crisis, ciertamente, es internacional, pero aquí importa el modo como usted la ha gestionado.

12.- Una ideología y una política tan contrarias a los intereses del país, de la libertad y del humanismo más elemental, solo puede sostenerse por una acumulación de embustes en aumento, apuntalándose unos a otros. En el “Himalaya de mentiras”, que denunciaba Besteiro del Frente Popular. Besteiro fue en la república uno de los pocos socialistas razonables, que sin embargo no logró hacer escuela en su partido. Y la base de todo ese himalaya se encuentra en lo que usted, siempre pomposo, ha titulado “Memoria histórica”. He escrito mucho sobre la falsificación sistemática del pasado en que ha arropado usted sus fechorías, y no voy a extenderme ahora. Baste señalar que la justificación de ellas se encuentra en la pretensión de que en 1939 la democracia fue derrotada por el régimen dictatorial de Franco. La segunda parte es cierta, pues el franquismo fue un régimen autoritario (nunca totalitario). Pero la primera es falsa de raíz, y para entenderla basta observar los componentes, de hecho o de derecho, del vencido Frente Popular: stalinistas del PCE, marxistas del PSOE a menudo más radicales y violentos que los primeros, anarquistas, separatistas ultrarracistas del PNV o golpistas de la Esquerra; más, en posición muy secundaria, los republicanos de izquierda como Azaña, que quisieron compensar con golpes de estado el rechazo que habían sufrido en las urnas en 1933. A esa amalgama la presenta usted y como representante de “la libertad”. Lo era tanto como ustedes ahora, y como ustedes y la ETA representan “la paz”.

Su partido y otros se alzaron en armas en 1934 con el propósito explícito, lo he probado, de comenzar una guerra civil para implantar la “dictadura del proletariado”, es decir, de su partido, al modo de Rusia, como denunciaba en vano el citado Besteiro. Su partido fue derrotado, a un coste muy alto en sangre y destrucciones, pero no aprendió la lección. En febrero de 1936, en unas elecciones falseadas por violencias y coacciones, el Frente Popular tomó el poder y procedió a arrasar la legalidad republicana en medio de una orgía de crímenes, incendios y destrucciones que hicieron imposible la paz. En la guerra subsiguiente, continuación de la breve del 34, su partido volvió a demostrar su naturaleza al supeditarse a Stalin mediante el envío ilegal de las reservas financieras españolas a Moscú y una compra de armas repleta de corrupción, en la que destacó el socialista Negrín. Este intentó criminalmente alargar la contienda, para completar el destrozo del país con el que nos produciría la guerra mundial, anhelada por él y los suyos. Y, hombre previsor, organizó desde el primer momento el saqueo de los bienes del estado, de la Iglesia, de las cajas de seguridad de los bancos y los montes de piedad… y con esos tesoros incalculables (porque no fueron contabilizados, otro dato de su partido) huyeron él y los suyos al extranjero, abandonando a su suerte a miles de sicarios comprometidos en el terror de las chekas y similares. Y ahora usted, quizá como reparación inconfesada, reivindica usted a aquellos sicarios, autores de crímenes espeluznantes, como “honrados republicanos víctimas del fascismo”, equiparándolos a los inocentes. Si ha rehabilitado a Negrín es porque se identifica usted con él y no con Besteiro. Nada revela mejor que esta farsa siniestra su catadura moral y política.

Sin la insurrección socialista de 1934 y los salvajes desmanes del Frente Popular, no habría habido guerra civil. Franco fue el último en rebelarse contra la república. Antes lo habían hecho los anarquistas, los comunistas, Sanjurjo, los republicanos de izquierda, los socialistas y los separatistas catalanes. Los nacionales se sublevaron solo cuando la situación se volvió insostenible para cualquier persona con dignidad y amor a su patria, y, pese a partir de condiciones adversas en extremo, terminaron venciendo. No eran demócratas porque concluyeron, no sin razón, que ninguna democracia funcionaría en España con partidos como el de usted y los demás del Frente Popular. Pero salvaron lo más básico: la nación y la cultura cristiana que ustedes trataban de aniquilar. Y gracias a la paz, la prosperidad y la reconciliación logradas bajo el franquismo, fue luego posible transitar sin demasiados traumas a la democracia. Una democracia de la que ustedes son beneficiarios, no causantes, y que no debe a quienes se consideran herederos del Frente Popular otra cosa que corrupción, corrosión de las libertades, complicidad con el terrorismo y masivas campañas de desinformación a los ciudadanos, esa “constante mentira de los rojos” (usted se ha proclamado rojo) que irritaba a Gregorio Marañón.

Con su “Ley de memoria histórica”, usted quiso imponer al país una versión particular del pasado reciente, pretensión típicamente totalitaria, para deslegitimar a quienes salvaron al país del Frente Popular. A quienes han aportado al país una paz que todavía dura derrotando a la revolución, eludiendo la entrada en la Guerra Mundial, venciendo al maquis y al injusto aislamiento internacional y dejando una sociedad próspera y reconciliada. De ellos viene la actual democracia –tan socavada por su partido de los “cien años de honradez” (otra enorme falsedad)– y la monarquía, las cuales quedaban a su vez deslegitimadas por su origen según el designio de su partido. Y, lo más grande, con dicha ley ha hecho usted firmar a Juan Carlos I su propia ilegitimidad, pues él fue nombrado directamente por Franco e impulsó una democratización a partir de su régimen. Esa firma, a su modo, no deja de ser una hazaña; grotesca pero hazaña: la insolente apoteosis de la majadería en que usted ha convertido la política española.

¿Cómo ha podido usted lograr tanto? Lo ha hecho en colaboración con el separatismo, según es tradición en su partido, pero sus tristes éxitos se han debido, más aún, a la ausencia de una oposición a la altura de tales provocaciones. Porque no ha sido oposición el PP, partido en que diversas corrientes se neutralizan en la nada intelectual y moral de “la economía lo es todo”, la anglomanía y la pretensión de vender una imagen más “progre” que la de usted mismo. Ha contado usted con la complicidad pasiva, y a veces activa, de una presunta oposición sin ideas, y entre todos han traído al país la calamidad actual. Pero este es otro aspecto de la cuestión en que no entraré aquí.

13.- Azaña, mucho más lúcido con los defectos ajenos que con los propios, caracterizó la delirante política republicana como “tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta”. La de usted merece esos calificativos, ha sido pura delincuencia. Le he llamado mamarracho porque la mamarrachada, con una veta de puro infantilismo, ha adornado siempre sus actos y dichos. Y se ha ido usted sin el menor castigo. Tal como la ETA ha recibido enormes recompensas por sus crímenes –recompensas que mantiene el PP de Rajoy–, usted se ha marchado con honores, prebendas y cargos después de haber dejado al país en la ruina material, moral y política. ¿Cómo ha sido posible? ¿Los políticos son irresponsables de sus actos en el sistema actual? ¿Habremos llegado a una sociedad lo bastante envilecida para soportar tales cosas sin protesta? Entonces habría que reconocer, tristemente, que ha tenido usted razón: usted habría tratado a esta sociedad tal como ella se habría merecido. Pero España ha superado crisis peores, y esta también lo hará. Al escribirle, quiero exponer lo que nunca debió de hacerse o consentirse, y lo que debe corregirse necesariamente, por el bien de una convivencia nacional en paz y en libertad."

La Tontería de la solidaridad

A continuación transcribo, literal, un artículo de un vecino de Vilassar de Mar que me ha hecho llegar. No tiene desperdicio.

"La tontería de la solidaridad

Mi propósito, lo único que me guía en la aparición semanal de estos artículos, es desmontar los tópicos, las mentiras establecidas, los argumentos falsos que encandilan a la gente poco avisada. El nacionalismo suele ser una fuente inagotable de sofismas, consignas y juicios que llevan el signo indeleble de la triquiñuela y la trampa mental. Por eso -no tiene gran mérito, lo reconozco- me apasiona descubrir esos dobles fondos, los entresijos que pueblan el discurso nacionalista.

Pues bien, uno de esos platos podridos, aunque impecablemente presentados, es el discurso de la solidaridad entre comunidades autónomas. En el proyecto de pacto fiscal, apadrinado por el president Mas, la solidaridad con las autonomías pobres cumple el papel del gusano que recubre el cruel anzuelo. La soberanía fiscal no comporta, dicen, romper la necesaria y justa solidaridad con los territorios más desfavorecidos. Solidaridad, sí, dicen, ¡pero no expolio! O sea, con la propuesta de pacto fiscal pagaremos menos, que de eso se trata, y encima nos pondremos la medalla del mérito solidario. No haremos como los insolidarios vasconavarros (hay que entender: al menos de momento), que se limitan a pagar los servicios que reciben del Estado, no. Nosotros queremos contribuir a mitigar el atraso y las penurias de la España profunda. Con tal de que lo utilicen bien, ¿eh?, que no se entreguen al refocile, al cachondeo y a la fiesta permanente, tracatrá y venga finito por las bodegas. Y sobre todo, que no nos adelanten por la derecha, que no se pongan a nuestro nivel en bienestar y categoría social: hay que mantener el principio de ordinalidad.

Ese discurso, amplificado y repetido por los innúmeros e incansables terminales mediáticos del nacionalismo, ha penetrado ya en la sociedad. Y ha llegado a ser absorbido, incorporado y aceptado por las -digamos- izquierdas: el PSC, Iniciativa, UGT y CCOO. Y lo más suave que cabe decir es que se trata de una estafa. Otra más. Y que no lo llamen solidaridad, que suena bonito y dulce: que lo llamen por su nombre: privilegio, desigualdad, robo impune a todos los ciudadanos. Y encima burla y escarnio.

Todo empieza en la consideración de la comunidad autónoma como sujeto fiscal. No lo es, ni lo puede ser, ni lo será mientras tengamos esta Constitución. Todos los españoles pagamos igual, de acuerdo a nuestra renta. Incluso los vasconavarros, pero esa es otra. Está claro que los ricos pagan más, pero no por solidaridad, sino porque la misma fórmula rige para todos, ricos y pobres. Toda la polémica sobre las balanzas fiscales fue y es pura intoxicación, que nosotros, las izquierdas del tiempo de Maragall-Zapatero, ingenuamente avalábamos porque “¿a quién puede ofender conocer los datos?”. La intención oculta de la polémica era colarnos de matute su ideario, y en parte lo han logrado: que pensemos en términos de sujeto autonómico-regional: “nuestros impuestos”, “nuestra riqueza”, “os damos parte de lo nuestro”, “Cataluña paga más”, etcétera. ¿Qué es eso de que Cataluña paga más? Cataluña no paga nada, no es sujeto fiscal. Quienes pagamos somos los catalanes, y lo hacemos igual que el resto de españoles, y como españoles que somos. Cataluña es una manera de hablar, una entidad derivada, un concepto. Cataluña no es nadie. Pero el lenguaje tiene trampas: Cataluña parece ser patrimonio natural y soberano de la Generalitat. Por lo que, al decir “los impuestos de Cataluña” o “el déficit fiscal de Cataluña”, se da a entender que esos impuestos “pertenecen” a la Generalitat, aunque de momento los retiene la Hacienda del Estado. Cuando se cree la Agencia Tributaria Catalana, parecerá como una restitución, la devolución largamente soñada de algo justo, necesario y natural. ¡Ay, las trampas del lenguaje!


(jesús royo arpón.vilassar de mar 08340 barcelona-spain)"